¿Las plantas se estresan? 7 tipos de estrés que pueden sufrir las plantas de tu jardín (y cómo prevenirlo)

Posted By: Manuel Gaviño In: Cuidado de plantas Comment: 0 Hit: 1063

¿Las plantas sufren estrés? Sí, y además puede ser muy peligroso. Te contamos qué tipos de estrés sufre una planta y qué consecuencias tiene.

Todos hemos dicho alguna vez eso de: “Uf, entre el trabajo, la casa y todo lo demás estoy estresadísimo”.

Pero ¿y si te dijéramos que los seres humanos (y los animales) no somos los únicos que podemos sufrir estrés?

Pues sí: a las plantas de tu jardín también les ocurre.

Y no es ninguna broma. Un estrés excesivo puede llegar a debilitarlas e, incluso, provocarles la muerte.

Pero…:

  • ¿Qué tipos de estrés puede sufrir una planta?
  • ¿Cómo le afecta?
  • ¿Y qué puedes hacer para prevenirlo?

Todo eso te lo vamos a explicar aquí.

Sigue leyendo, porque vamos a darle a tus plantas la tranquilidad que se merecen. 

Por qué se produce el estrés en las plantas y qué consecuencias tiene

A diferencia de nosotros, las plantas no tienen que ir al trabajo, pagar el coche ni llevar a los niños al colegio por las mañanas.

Los motivos por los que se estresan son muy diferentes a los nuestros.

En general, cuando decimos que una planta está estresada es porque hay algún factor externo que supone un peligro para su supervivencia.

Eso hace que la planta destine parte de su energía a combatir ese peligro. 

Y eso no es necesariamente malo. El problema viene cuando ese estrés es demasiado elevado o se alarga durante demasiado tiempo.

Entonces, la planta acaba deteniendo su desarrollo (porque no tiene suficiente energía para crecer o para florecer, por ejemplo). E incluso en algunos casos puede llegar a morir.

¿Qué podemos hacer entonces para evitarlo?

Lo primero es tener claro cuáles son los factores que generan estrés en nuestras plantas.

Tipos de estrés que puede sufrir una planta y cómo prevenirlo

A grandes rasgos distinguimos dos tipos de estrés (son nombres un poco raros, pero no te asustes):

  • Estrés biótico: se lo producen otros organismos, como plagas o enfermedades.
  • Estrés abiótico: causados por factores ambientales.

Los vemos por separado.

A. Estrés causado por las condiciones ambientales

Se produce cuando un determinado factor en el entorno de la planta pone en riesgo su salud.

Dentro de este grupo encontramos varios tipos de estresores.

1. Falta o exceso de agua

En periodos largos de sequía, las plantas sufren.

Por supuesto, en función de la especie habrá algunas que lo pasen peor que otras (un cactus puede pasar bastante tiempo sin recibir riego, mientras que entre las plantas tropicales la mayoría necesita tener el sustrato siempre húmedo).

Pero en general todas lo pasan mal si no reciben el agua que necesitan.

En estos casos lo habitual es que las hojas empiecen a secarse y adopten un color amarillo. Si no solucionas el problema a tiempo, las hojas se vuelven quebradizas, los tallos se secan y la planta acaban muriendo.

Ahora bien, si hay algo peor que la falta de riego, es el exceso.

La inmensa mayoría de las plantas no soporta tener las raíces encharcadas. Si riegas demasiado tus plantas y el agua se acumula en el sustrato, esto hará que las raíces se pudran y que desarrollen hongos.

Asegúrate de que el sustrato tenga buen drenaje y no se formen acumulaciones de agua.

2. Falta o exceso de luz

Del mismo modo que con el agua, cada planta tiene unas necesidades concretas de luz. 

Así, por un lado, tenemos plantas como la gitanilla o la sunpatiens, que son amantes del sol y necesitan muchas horas de exposición directa.

En el lado opuesto están las que conocemos como “plantas de interior”.

Estas plantas no es que estén adaptadas a vivir en espacios cerrados, sino que, por sus características, no soportan el sol directo.

Una exposición muy prolongada hará que sus hojas se quemen y se acaben marchitando. 

A la hora de adquirir una planta, infórmate sobre las horas de sol diarias que necesita y el tipo de exposición que le va mejor.

3. Falta o exceso de nutrientes

Para crecer, las plantas absorben comida del suelo: la que le damos al abonar el sustrato en el que las hemos plantado.

Y esto es importante:

Hay 13 tipos diferentes de nutrientes (los que llamamos nutrientes esenciales) que todas las especies necesitan en mayor o menor medida.

Los tres principales son el nitrógeno, el potasio y el fósforo, pero hay otros como cobre, magnesio, zinc, hierro, etc.

¿Qué pasa si una planta tiene una deficiencia de uno o varios de estos nutrientes?

Las consecuencias varían mucho, pero lo normal es que sufran algún tipo de enfermedad (como la conocida “clorosis férrica”, cuando tienen falta de hierro), o que detengan su crecimiento. 

Además, la falta de nutrientes suele impedir que florezcan.

Pero ojo, porque el exceso de determinados nutrientes también es peligroso.

Esto también varía en cada caso, pero lo habitual es que se produzca una toxicidad: una enfermedad causada por un nivel demasiado elevado de un nutriente, que hace que surjan manchas marrones de necrosis en las hojas. A la larga, la planta se acaba marchitando.

Esto es solo un resumen, pero en esta megaguía sobre los nutrientes de las plantas te lo explicamos en detalle.

4. Exceso de sales en el suelo

El conocido como “estrés salino”.

Este se produce cuando el suelo contiene una elevada cantidad de sales, lo que hace que la planta no pueda absorber bien el agua. 

Sus efectos son bastantes similares a los de una sequía.

Este tipo de estrés se produce cuando vives cerca del mar y siembras plantas que no están adaptadas a ese clima. 

5. Temperaturas muy altas o demasiado bajas

Otro factor importante es la temperatura ambiente.

Algunas plantas no soportan las bajas temperaturas y son incapaces de sobrevivir cuando el termómetro se acerca a los cero grados (muy típico entre las plantas tropicales).

Otras, por el contrario, son capaces de soportar incluso las heladas.

También, aunque es menos habitual, hay plantas que no toleran temperaturas demasiado elevadas, porque provienen de climas muy fríos. 

Las plantas más sensibles a las bajas temperaturas pueden llegar a sufrir quemaduras por el frío, mientras que un exceso de calor hará que las plantas tengan síntomas similares a los de la sequía.

B. Estrés causado por otros seres vivos

Pasamos ahora al segundo tipo: el estrés causado por organismos vivos que atacan o afectan de algún modo a la planta.

1. Plagas y enfermedades

Se da cuando un ejemplar es atacado por:

  • Pulgones.
  • Cochinillas.
  • Caracoles.
  • Arácnidos.
  • Etc.

Estas criaturas se alimentan de la planta y pueden llegar a matarlo.

Pero también existe el peligro de que la planta sufra una enfermedad causada por un hongo, una bacteria o un virus.

Para prevenir ambos casos, lo más recomendable es aplicar de manera regular los productos fitosanitarios apropiados.

2. Estrés mecánico

En este caso, el estrés se lo producimos nosotros mismos al manipular la planta con herramientas de forma indebida.

El ejemplo más claro es podar con unas tijeras desafiladas.

En estos casos, el corte es menos limpio (los bordes del corte se quedan astillados), lo que hace que la herida tarde más en cicatrizar y aumenta el riesgo de que sufra enfermedades. 

Un último consejo para evitar que tus plantas sufran estrés y estén siempre sanas

Como ves son muchas las razones por las que una planta puede verse afectada por situaciones de estrés. 

Y algunas de ellas (como el riego o los nutrientes) los puedes controlar, pero otras como la temperatura están fuera de tu alcance, sobre todo si tienes las plantas sembradas en el jardín.

Por eso lo mejor es que elijas especies autóctonas o adaptadas al clima en el que vives.

De esta forma les costará menos adaptarse a las condiciones en las que crezcan, sufrirán menos estrés y crecerán más sanas.

¿No tienes claro qué plantas son mejores para tu zona?

En eso te podemos ayudar. En Viveros González llevamos más de 40 años asesorando a nuestros clientes para ayudarles a elegir las mejores plantas para su jardín.

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